La marca del padre muerto

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Ahora que tu vida es un fluir de agua por el caño
y más que fluir es un esperar a que fluya
hasta llenar el lavadero
y verter la “ÑAPANCHA”
no el detergente; porque ahora todos hablamos de marcas
aunque no estemos tan globalizados para hablar de marcas extranjeras.

Ahora que pienso que todo ese castigo
te lo inflinges por llevar la marca de nuestro padre muerto en el inconciente
una marca de fierro
que en vez de letras lleva palabras enteras
que cuando están calientes son tus palabras insolentes:
CARAJO, MIERDA… todo ese gran puteo
como dicen los de buenos modales
palabras que cuando se enfrían también son tus miradas tiernas
y esa propina que me brindas gracias a tu trabajo mal pagado
ese trabajo que consiste en observar el fluir del agua
el llenar el lavadero y el verter el detergente
esa espuma que se forma para que laves la ropa
para luego enjuagar como tú dices con todos tus errores.

Todo para observar cómo el lavadero colindante se llena de espuma
gracias a ese tubo comunicante
como de la inconciencia a la conciencia
todo por la marca de nuestro padre muerto